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Nada por lo que se empeñe en hacer o conseguir aquí en la tierra: luchar por una profesión, estudios, riquezas, fama, lujos, sabiduría, placer, negocios, ideales filosóficos y filantrópicos (política, religión, sociedades benéficas), familia (padre, madre, hijos, hermanos), pareja, bienestar físico, salud, competencias, etc; pueden lograr que cambie su condición espiritual frente a Dios… ni nada de estas cosas pueden comprar su pase a la Vida Eterna. De tal forma que empeñarse por cualquiera de estos motivos y gastar el tiempo de su existencia en ello resulta vano y sin sentido, resulta ilógico, sino se tiene ganado primeramente en la vida la condición espiritual necesaria para trascender a la Eternidad y no solo conseguir esa condición, sino tanto mucho más mantenerla y cuidarla ante Dios (Mateo 13:45,46) 45 También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, 46 que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.
Lo más complicado de todo esto, es creer en algo que no se ha visto y esperar en algo que no ha ocurrido aún, pero que indudablemente es Eterno y Verdadero, eso es lo más dificil de creer en Dios (Hebreos 11: 6) Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Porque siempre queremos y esperamos que sea Dios quien se nos manifieste a nosotros aquí y ahora, físicamente, mas Dios es Espíritu y la vez todas las Constantes Eternas e invisibles de modo que no es Él quien debe convertirse a lo imperfecto y limitado, osea a esta dimensión (aunque ya lo hizo una vez, pero de forma perfecta) sino que somos nosotros que debemos trasladarnos y transformarnos hacia lo Eterno y Perfecto donde Él habita. Tengamos en cuenta que muchos de los grandes hombres de Dios no vieron el fruto de sus esfuerzos hechos con Fe (Hebreos cap.11)