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CONCORDIA EDICIONES

Hace siglos se perdió una llave muy importante. Es la llave más valiosa para interpretar bien el libro del Apocalipsis. Y esa llave es el hecho obvio, pero casi siempre olvidado, de que Juan de Patmos era el pastor de las siete congregaciones de Asia Menor a las que dirige su libro. A diferencia del resto de los escritos apocalípticos, el Apocalipsis de Juan es un libro pastoral del principio hasta el fin. Es un muy larga carta pastoral, que igual que las de Pablo, comienza con un saludo epistolar (Ap 1.4-5) y termina con la despedida y bendición final (Ap 22.21). Sin este enfoque pastoral, es imposible entender bien el Apocalipsis y demasiado fácil malentenderlo.

Un problema particular era especial­mente crítico y preocupaba sobremanera a Juan. Ese problema, que amenazaba la unidad y hasta la fidelidad de la iglesia, era el culto al emperador, especialmente fuerte en el oriente donde vivía Juan. La era de persecución sistemática y generalizada no había comenzado, pero hubo episodios de persecución local: Juan mismo era preso y Antípas de Pérgamo había sido matado por el evangelio. Era espe­cialmente difícil resistir las presiones sociales y económicas a partici­par en la idolatría del imperio. Mientras la participación en la ado­ración de los demás dioses era básicamente voluntaria y optativa, la adoración del emperador, en tiempos de Juan, era semi-obligatoria.

El presente libro, que sale ahora bajo el sello de Concordia Ediciones, pretende estudiar el libro del Apocalipsis dentro de ese contexto histórico y pastoral. Precisamen­te en aras de la fidelidad bíblica, reconocemos sin tapujos que este libro es muy político. De hecho, como dice un refrán que se ha hecho axiomático en nuestros tiempos, todo es político, pero la política no es todo. Si bien es un error politizar un texto más de lo que es político, por otro lado es un error muy grave, y una falta de fidelidad a la Palabra de Dios, pretender despolitizar un texto tan atrevidamente político como es el libro del Apocalipsis.