Después de leer este texto, no deberíamos sorprendernos de ver tantos elementos ajenos a la doctrina de Cristo infiltrados a través de la historia. Un sinnúmero de rituales, jaculatorias, objetos para realizar rezos, devocionarios y demás invenciones que fueron introducidos a lo largo del tiempo contribuyendo para que se consolide una sociedad supuestamente cristiana que se ha transmitido de generación en generación por siglos, cayendo en extremismos que acentuaron cada vez más el divorcio con la única y verdadera doctrina cristiana, resultando de esto, como hemos anotado antes, el régimen aparentemente cristiano que hoy se conoce y que se da por verdadero y único, lleno de devociones, rogativas y de intercesores de toda clase y para toda ocasión y que, por desconocimiento, se acepta como normal y verdadero, pero que en lo ortodoxo deja mucho que desear y en lo verídico nada por demostrar.