En una noche tempestuosa y en medio de la sábana agreste de los Llanos Orientales de Colombia, un llanero auténtico, de los muy pocos que aún quedan, recibe una revelación de sus ancestros en medio de los relampagos y el viento que azota la sabana: le es encomendada la sagrada misión de defender los derechos del macho que desde hace ya tiempo vienen siendo vulnerados por un enconado feminismo que recibe el aplauso público de los medios de comunicación, de los codigos y gobiernos, y lo peor, hasta de los mismos "hombres", confundidos y apocados. El Beto Barreto acepta la misión y desde ese momento dedica su vida a defender los derechos del varon, ya sea por medio de misivas a sus amigos o a donde quiera que vaya, en un parque público o con sus amigos en un bar en medio de livaciones y anécdotas de sus aventuras amorosas y las de sus fieles seguidores.
Esta obra refleja la vida misma del autor, quien encarna todo lo que defiende con pasión pero con la calma de quien sabe lo que dice porque lo ha meditado lo suficiente. Hasta tal punto ha llegado el autor de esta obra que incluso fundo un hogar de paso para el marido infiel y no sólo eso, creo un partido pólitico por medio del cual casi llega al Senado de la República. Podría pensarse que este ideario de los derechos de los hombres es un chanza pero no, es el resultado de las vivencias y lucubraciones de este hombre, que además de ser un llanero autóctono, es un filosofo de profesión con título universitario. No sobra decir, que a este hombre lo visitan periódicamente políticos y medios de comunicación ya que además de ser un personage suigeneris, es un gran conocedor de la política de su país. También, porsupuesto, lo visitan muchas de sus amantes de otros tiempos y sus últimas conquistas, entre las que no faltan mujeres jóvenes y hermosas. Su secreto al parecer es la galantería pero a la vez la firmeza con las mujeres a las que trata con cariño e inteligencia al igual que a sus caballos, ya que es un experto conocedor de estos animales. Tal vez por eso y por solicitud de sus amigos se decidió a escribir un segundo libro que llamó "De Mujeres y de Caballos".