Por el poeta ARISTIDES VEGA CHAPU
Querida Margarita: Tu poesÃa tiene la fragilidad de una hebra de hilo y la certeza con la que va cavando una tela para con su rastro dejar un dibujo. Tan reales son tus testimonios que no hay manera de no compartirlos, comprometerse. Con toda esa sabia manera de mirar de un poeta llevas la vista a esas zonas no visibles o no tan visibles, para desde esos extremos vedados para muchos relatarnos un mundo de apegos y de cotidianidad. Quizás por eso haces trascender lo simple, lo cotidiano y suena a nuevo cuanto repites.
Como cualquier lector hay poemas que me gustaron más que otros, pero en su conjunto me ha dado mucho placer adentrarme una poesÃa que no lleva más adornos que los necesarios, que no dice más de lo que se necesita decir y que uno escucha como advertencias que por su sabidurÃa no tiene posibilidad de poner en duda. Gracias nuevamente por confiarme tus versos que tanto como tus dibujos tienen solo los colores necesarios para permanecer. Todo mi cariño, Aristides.
Por el poeta Juan Carlos Recio. Escribir sobre Breviario, no se me daba. Como suelo escribir mejor desde el lector, confieso me dio cierta desazón de que la vejez ya estaba dándome duro en el espinazo. Entonces lo entendà todo. La poesÃa que desmadra de esta mujer (que además no esta loca de remate y por contradicción es la mejor parte de ella para descubrirla). Resulta que sÃ, a veces se escribe contra uno mismo, contra los demonios que nos hacen sangrar y porque los ovarios puestos en su justo sitio, con dignidad, digo, hacen que hablar por los codos no sea un defecto, a lo sumo, es un acto a contracorriente de cualquier cobardÃa.
Muchos escritores con razones de peso y leyes de lo que suponemos es poesÃa, defienden que no debemos ponernos a contar. Lo cierto que hace mucho me vale un tarro y mil, y parece que a la autora le ocurre parecido, ella cuenta. Su narración no es un hilo, son cortes, tampoco, desde el yo ramplón, todo lo suelta sin ingenuidad ni falso criterio, cuando se vive a quemarropa de un disparo, se enviuda, el amor nos calienta, a cada rato explota, incluso, se reconquista aquello que parecÃa frustrado, y hasta el gato de la casa da sus contiendas por un alimento de calidad, no existe metáfora ni falta de juicio, ni dualidad de ser dos, al revés, la poeta es múltiples partes de la mujer que es, y a cada cosa le da su espacio, igual que nos intimida como lectores para entenderla. No lo hace como una amenaza, es la reflexión del espejo, de esa imagen nÃtida que deberÃamos tener a mano.
Ya la neblina aquella cuando pastábamos en el potrero nacional, ha pasado, y Margarita no se anda por las ramas, nos da ese hachazo de cuaje, uno necesita dejar de rodar, poner cable a tierra y de eso se trata. Pero si cree que el arte del elogio es incorrecto, quizás no me crea, no necesitas creer realmente en nada, debes tocarlo. Ve y advierte dar un clip y encontrarte ante la poesÃa del último libro de Margó, Reina de Groenlandia, le ánimo, a que entre, lo único que necesita es llevarse a ud mismo, es decir, no pretenda buscar al otro, la mujer que escarba en sus viseras, tiene un objetivo muy preciso, no hay otra forma de vivir que no sea desde una realidad a la que se penetre desde el sudor y la lágrima, porque desde que le dijeron que se callara y no lo hizo, es:
Una mujer común,con una camisola de hospicio
rasgada, amarillenta,
sin identificación.
que te confiesa
llamarse Margarita.
"Breviario de margaritas, es el libro litúrgico de GarcÃa Alonso, su confesionario. En él vuelca el conjunto de obligaciones y deberes que ha sobrellevado a través de su sacerdocio Ãntimo. Como todo breviario, expone y comparte, desde su mundo interior, y logra que el lector no pase de largo." POR Ena LaPitu Columbié El poemario Breviario de margaritas (Editions Hoy no he visto el paraÃso, 2013) de Margarita GarcÃa Alonso, me ha llamado particularmente la atención, ya que hay un aparente interés de la autora por desechar, o por lo menos disminuir, la utilización de los colores como sÃmbolos cromáticos indicadores de emociones, y situaciones, que han sido utilizados frecuentemente en otros poemarios anteriores. Luego de la lectura encontré la trampa. Como artista de formación multigenérica, Margarita sustituye los colores por imágenes plásticas, que muestran la materia real, el objeto en sÃ, en un tipo de situación que genera un retrato completo, e imprime colorido a la frase: hierro caliente, carne descompuesta, utensilios oxidados, flores secas, hotel barato, poema manchado, sangre corrompida, cuerpo caliente, manos sucias, cuerpo estrujado, bellotas podridas, yerbas secas, algodón húmedoâ¦Estas imágenes y otras un tanto más abstractas: turbulencias poéticas, breviario cabalÃstico, semillas pálidas, lujo intransferible⦠convierten el libro en un corto que narra el sentimiento que la prende; un manojo de poemas, que ensartados cinematográficamente, funcionan como escenas de una hecatombe interior.He fallado:
quise retenerme adolescente, quise que mi hija fuese siempre niña, pero usé el santo que no conviene, jugué el número que no tocaba, usé la bárbara costumbre nórdica de la sal sal gruesa en la acera, sal en la puerta para espantar la nieve, el mal ojo, la escasez, la fatalidad. La poesÃa de Margarita GarcÃa Alonso se determina por la fortaleza y los recuerdos. Con un discurso Ãntimo, como si contara la historia de su debacle pasado y reciente, relata tal si fuera un cuento de ciencia ficción: Tan lejos como un agujero negro/ serpenteo el infinito golpeada / por desperdicios terrenales; y también: A quién importa/ si su santo cuerpo/ ha desaparecido/ de las rutas astrales.Esta es también poesÃa de la carencia. Falta mucho para la conformidad de Alonso, ella ya ha visitado el planeta, consciente e inconscientemente, lo ha vivido, y por eso grita que está: sin tiempo, sin fuego, sin que el gris [le] abandone, sin verde, sin rocÃo, sin salida, sin rostro, sin que el alma sepa, sin sentido, sin sombra y en silencio. Su tono coloquial, acrecienta la cercanÃa a esas carencias Ãntimas.
Si le beso, todos los ruidos
dejarán de existir, y le beso sobre el lienzo difunto de los pretéritos.Como si fuera conciente de todas esas faltas que la acosan, Margarita desde su enajenación, recuerda también todo lo dado por obligación y por amor:
cuidar hermanos,
cuidar a ancianos, cuidar a enfermos, cuidar de los castigados, cuidar la limpieza, cuidar la bata, cuidar los zapatos, cuidar de escupir, cuidar el himen, cuidar cuidar cuidarEs tanta la desazón por lo desposeÃdo y lo regalado, que decide por último, en un acertado final, gritar su angustia formal y solemnemente, esperando el contacto redentor que conduce a la calidez y la mejora.
estoy parada a contra viento
para que lleguen a tocarmeBreviario de margaritas, es el libro litúrgico de GarcÃa Alonso, su confesionario. En él vuelca el conjunto de obligaciones y deberes que ha sobrellevado a través de su sacerdocio Ãntimo. Como todo breviario, expone y comparte, desde su mundo interior, y logra que el lector no pase de largo.
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Escribir sobre Breviario, no se me daba. Como suelo escribir mejor desde el lector, confieso me dio cierta desazón de que la vejez ya estaba dándome duro en el espinazo. Entonces lo entendí todo. La poesía que desmadra de esta mujer (que además no está loca de remate y por contradicción es la mejor parte de ella para descubrirla). Resulta que sí, a veces se escribe contra uno mismo, contra los demonios que nos hacen sangrar y porque los ovarios puestos en su justo sitio, con dignidad, digo, hacen que hablar por los codos no sea un defecto, a lo sumo, es un acto a contracorriente de cualquier cobardía.
Muchos escritores con razones de peso y leyes de lo que suponemos es poesía, defienden que no debemos ponernos a contar. Lo cierto que hace mucho me vale un tarro y mil, y parece que a la autora le ocurre parecido, ella cuenta. Su narración no es un hilo, son cortes, tampoco, desde el yo ramplón, todo lo suelta sin ingenuidad ni falso criterio, cuando se vive a quemarropa de un disparo, se enviuda, el amor nos calienta, a cada rato explota, incluso, se reconquista aquello que parecía frustrado, y hasta el gato de la casa da sus contiendas por un alimento de calidad, no existe metáfora ni falta de juicio, ni dualidad de ser dos, al revés, la poeta es múltiples partes de la mujer que es, y a cada cosa le da su espacio, igual que nos intimida como lectores para entenderla. No lo hace como una amenaza, es la reflexión del espejo, de esa imagen nítida que deberíamos tener a mano.
Ya la neblina aquella cuando pastábamos en el potrero nacional, ha pasado, y Margarita no se anda por las ramas, nos da ese hachazo de cuaje, uno necesita dejar de rodar, poner cable a tierra y de eso se trata. Pero si cree que el arte del elogio es incorrecto, quizás no me crea, no necesitas creer realmente en nada, debes tocarlo. Ve y advierte dar un clip y encontrarte ante la poesía del último libro de Margó, Reina de Groenlandia, le ánimo, a que entre, lo único que necesita es llevarse a ud mismo, es decir, no pretenda buscar al otro, la mujer que escarba en sus viseras, tiene un objetivo muy preciso, no hay otra forma de vivir que no sea desde una realidad a la que se penetre desde el sudor y la lágrima, porque desde que le dijeron que se callara y no lo hizo, es:
Una mujer común,
con una camisola de hospicio
rasgada, amarillenta,
sin identificación.
que te confiesa
llamarse Margarita.
Querida Margarita: Tu poesía tiene la fragilidad de una hebra de hilo y la certeza con la que va cavando una tela para con su rastro dejar un dibujo. Tan reales son tus testimonios que no hay manera de no compartirlos, comprometerse. Con toda esa sabia manera de mirar de un poeta llevas la vista a esas zonas no visibles o no tan visibles, para desde esos extremos vedados para muchos relatarnos un mundo de apegos y de cotidianidad. Quizás por eso haces trascender lo simple, lo cotidiano y suena a nuevo cuanto repites.
Como cualquier lector hay poemas que me gustaron más que otros, pero en su conjunto me ha dado mucho placer adentrarme una poesía que no lleva más adornos que los necesarios, que no dice más de lo que se necesita decir y que uno escucha como advertencias que por su sabiduría no tiene posibilidad de poner en duda. Gracias nuevamente por confiarme tus versos que tanto como tus dibujos tienen solo los colores necesarios para permanecer. Todo mi cariño, Aristides.