MÁS ALLÁ DE LA ADICCIÓN

Vivimos un tiempo en que hablar de adicción es tan frecuente, que nos parece casi natural.

      Sin que nos diéramos cuenta, ingresamos como sociedad a aceptar hechos que destruyen nuestra tranquilidad y felicidad todos los días.

      Casi todos hoy aceptamos a las adicciones como un flagelo feroz que crece e invade nuestras familias como un virus que no podemos detener.

      Esta sensación de sentirnos impotentes ante un enemigo que toma más rehenes cada día, hace que nuestras expectativas de futuro parezcan inciertas.

      Ver a nuestros jóvenes transitar la adolescencia de la mano de este flagelo, derriba las esperanzas que teníamos en ellos de que tuvieran una vida mejor a la que tuvimos nosotros.

      Quizás si pudiéramos comprender como nace un adicto, cuáles son los síntomas visibles o disimulados que los convierten como tales, entonces, y solo entonces, podríamos desarrollar nuestro ingenio y capacidad para atacar las bases de cualquier adicción en su incipiente nacimiento.

      No hablamos del nacimiento de una adicción, sino del nacimiento de las conductas conducentes, que con el transcurrir del tiempo darán como resultado la adicción.